Desde el mar Jónico al mar Mediterraneo. Subiendo al Etna.

Trate de recopilar tres semanas en un articulo, por mucho que resumo todo absolutamente todo, no logre minimizar tantos maravillosos paisajes, tantos increíbles lugares, ni muchos menos tantos hermosos sentimientos. Así que estará dividido en dos artículos, primera parte, se intitula “Recorriendo Sicilia sin carro”, desde Catania, todo el mar Jónico, hasta Agrigento, mar Mediterraneo, con transporte publico. Segunda parte de Scala dei Turchi, mar Mediterraneo, a Palermo, mar Tirreno, con carro. Este viaje seria para nosotros todo un reto, pues nuestra decisión de separarnos como padres ya estaba tomada, y del pequeño ser que crecía dentro de mi, nos acabábamos de dar cuenta, sin embargo el viaje decidimos hacerlo y convivir de nuevo como familia durante tres semanas; lo unico que cambio fue la cuarta semana, que debíamos compartirla junto a la familia de papá en Calabria. Así que al llegar la cuarta semana decidimos separarnos, Aurora, el bebe de casi cuatro meses de embarazo que crecía dentro de mi y yo (Laura), nos regresaríamos a Berlin , y Pier y Lucía se embarcarían en un tren con destino Cavulonia Marina. 

Esto empezó de maravilla, aunque papá y mamá ya habían tomado grandes decisiones y se habían sorprendida con otra noticia, este viaje no se detuvo. 

Paso de todo pero todo al final se le dio la mirada positiva y termino saliendo muy bien.

Pasamos tres semanas en Sicilia. Decidimos recorrerla empezando por Catania, subiendo al Etna, haciendo una hermosa parada en Siracusa y deteniéndonos en Avola y sus alrededores.  

Cuando alcanzamos el Etna. Que sensación, por uno minutos nos sentimos de estar caminando por la Luna, bueno o por Marte, dependía del terreno y de la imaginación. Trasnochados como no lo sentía desde hace unos cinco años, cansados como el día después de un parto, sin suficiente comida como cuando se sale de excursión por tres días y con una bebé resfriada como en invierno.  Ahora lo bueno. Saltamos por rocas volcánicas, levantamos pedazos de lava gigantes visto que pesan muy poco, bajamos hasta un cráter el cual su última erupción fue no hace más de 10 años, las vistas fueron increíbles, el paisaje parecía pintado con crayolas y los senderos magníficos. No nos olvidaremos de la helada leche de almendras, nos dio un profundo respiro. 

El Volcán del Etna es totalmente apto para todas las edades y todas las condiciones físicas, porque?, porque hay cráteres por todo el terreno y están para todos los niveles, no es necesario caminar las cuatro horas para llegar a la parte más alta ni es necesario pagar la funivia para llegar a la mitad.

De donde sea se aprecia la belleza. 

Desde Siracusa disfrutamos la ciudad griega de Italia. Explorando, teniendo aventuras y alcanzando metas propuestas. No hay momento perfecto hay solo que disfrutar lo que hay. Porque en este viaje también hubo con todo el trajín de papás viajando juntos pero separados, de dos niñas pequeñas y un bebe creciendo en la barriga momentos amargos. Sin embargo Siracusa fue bella, bellísima.

Una mañana de croissant a la crema de pistacho.

Un café al bar de la estación, un granizado de almendras. 

Una caminata por el mercado de verduras y pez, embutidos y quesos. 

Una compra callejera de dos kilos de la mejor uva con un euro. 

Una pasta a la Norma y una bandeja de cozze recién pescadas con una copa de vino. 

Un paseo por las callejuelas que hacen sacar pincel y acuarelas. 

Esta fue Siracusa, tres mil años de historia. 

A pesar de todo el rollo que vivimos antes y durante este viaje, se mantuvo algo importantísimo entre nosotros, al frente de nosotros estaba algo, algo muy fuerte que toda familia debe conservar: Respeto. Y, sobre todo, respeto por pasar tiempo juntos, ininterrumpidamente. Sin guardería, sin niñera, sin abuela, sin abuelo, sin amigos, solo ese pequeño nucleo familiar. Esto fue Avola. 

Solo nosotros.

Este fue el plan, pausa y foto, pausa y granizado, pausa y castillo de arena, pausa y leche de almendras, pausa y berrinche, pausa y helado, pausa y playa. 

Un buen plan para los siguientes 5 días. 

El mejor plan cuando se encuentra gente amable y un montón de abuelos que adoptaron a mi par mientras mamá se tomaba otros 30 minutos de pausa pero sin foto, sin granizado, sin castillo, sin leche, sin berrinche y sin helado. 

Esto fue desde Avola, y los siguientes días nos embarcábamos sin saberlo en un largo pero maravilloso viajo destino a Agrigento. 

Conocimos parte del interior de la gran Isla, dejamos atrás mar turquesa para y arena dorada para adentrarnos en campos áridos de una Sicilia más bien abandonada. Durante el recorrido mirando por la ventana del en medio a nada pero al mismo tiempo sintiendo en medio de todo, mi familia, escribí este texto.

“A veces basta girar el objetivo y esperar que esté enfocado lo que es verdaderamente importante. El destino por estos días lo quiso así. Y nos puso andar por pueblos remotos. 

Y nos encontramos tomando tres trenes y dos buses, nueve horas en total divisando por sus ventanas cultivos inmensos de uva y almendros nunca antes vistos. 

Charlamos con un mecánico que termino cuidando las maletas mientras íbamos a un café a reposar y llegaba el siguiente tren. 

Nos encontramos a dos francesas dando la vuelta de Sicilia en bicicleta y les ayudamos con un par de fotos de su experiencia. 

Recogimos basura en un parque semi abandonado con otros niños de Canicattì. 

Tomamos un bus con gente de la cuidad, y al bajar teníamos más de 36 consejos por seguir y unos 99 destinos por visitar. 

Enfocado estuvo lo que tenía que estar, lo que fue verdaderamente importante.”

Y hoy que lo releo, 10 meses después, porque así de tarde voy poniendo al día el blog, pero todavía con el sentimiento en el corazón, me doy cuento que el texto aquel es muy muy cierto, enfoca en tu vida lo que es realmente importante. 

Bueno después del largo viajo llegamos a Agrigento, verdaderamente dormimos en San Leone, la zona de playa de Agrigento, así se pasaron los días, el atardecer desde la costa mediterránea de Sicilia. 

Entre uvas arenosas y brioche al chocolate. Con barcas y veleros. Comiendo pasta y pizza, pez espada y calamar. Cada día enamorándome más de ellas y confirmando que este amor se multiplica y nunca se divide. Mamá de dos y apenas comenzando el camino.

La visita obligada en Agrigento fue el Valle de los Templos, es uno de los sitios arqueológicos más importantes y el más grande del mundo, una antigua ciudad griega fundada en el siglo 6 A.C.

Aquí los árboles de almendros se juntaban poco a poco, la rocas eran cada vez más imponentes y el cielo iniciaba a tornarse anaranjado. Detrás de cada colina se notaba el resplandor de alguna edificación, pero solo se fue consciente cuando estuvimos al lado de la primera columna, parados mirando hacia arriba. 

El cansancio era tal que dábamos pasos al ritmo de Aurora y jugábamos a tirar piedras con la fuerza de Lucía. 

Por caminos empedrados se llega a el conjunto de templos griegos mejor conservado del mundo. Fue alucinante ver su inmensidad en tierras áridas y fértiles. Son los momentos en los que desearías solo presiona el botón de pausa y disfrutar por más tiempo.

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