Que este post parto sea calmado como los canales de Venecia

¿Qué vamos a hacer con el montón de estereotipos, mitos y mandamientos que nos acompañaran en los próximos meses?

En realidad, sera mi cambio de vida tan extremo que ya no me reconoceré de nuevo? Incluso si me hacen señas en la calle? Nunca más volveré a ser la mujer que era yo en este último año? Seguiré vistiendo solo leggins y tenis por el resto de mi vida? y hablaré de pañales y guarderías?

Yo como mujer embarazada quiero tener un hijo. Lo que no quiero es un yo completamente nuevo. Pero exactamente es por eso que tendré que luchar por desgracia y amargura, para mantener algo de lo que este ser en estos 4 años a llegado a ser y no quiere dejar de ser porque le ha costado, a mamá le ha costado arrancar su vida después de Lucía y no quiere volver arrancar otra vida de nuevo. Debido a que cuando esta panza redonda se va, justo la milésima de segundo después uno como mujer pierde su individualidad y se convierte en la madre común (la madre que ve y espera la sociedad).

Quiero ser una madre pero al mismo tiempo quiero ser vista y valorada como mujer que soy. Quedarán mis amigos, conocidos, vecinos, y sus discursos bloqueados de nuevo para mi, escuchare sus voces como murmullos extraños para mí?

Hay momentos en los que la vida de uno mismo sobresale. Un niño que cargamos, es sin duda un momento de estos, una labor físicamente muy exigente, y mentalmente devastadora. El embarazo, el parto y el tiempo de crianza del bebé son experiencias que en todo momento nos enfrentan a nuestros límites.

Per como si el causante de las preocupaciones, miedos, sonrisas, llanto, agotamiento mental y buen o mal humor en una mujer en embarazo nacieran de repente y no fueran también sentimientos normales en la vida de todo ser, si no que..  las hormonas, si claro ellas las responsables. Y no lejos de agotar lo que sea, nadie se da cuenta que uno batalla para no ser absorbido por la sociedad, los medios de comunicación, las tradiciones y  todo lo que ello abarca.

Todavía recuerdo los primeros meses, cuando estaba locamente enamorada de mi marido; cutis radiante, por las noches seres vivientes, movimientos ligeros en zapatos altos, ropa, rumba, whisky va whisky viene.. y estos últimos años vividos a gran potencia, este desconcierto, este sin número de cambios nos ha alejado por bien de las banalidades de la vida, con tantos cuestionamientos, a nosotros nos ha llegado lo realmente importante como una ola de un tsunami, y llego mostrándonos que los cambios traen miedos y que esos se enfrentan, esa ola llego con responsabilidades (aunque algunas se las dejemos al destino), esa ola nos ha hecho asumir que cada paso, nuestros pasos, pasos que ahora guiaran 2 pares de pies más, pero vamos lo importante es que vamos acompañados y por favor que sea de la mano no tan alejadito.

Pier amor mío, que seguramente tu esposa va a cambiar si, que exactamente cómo voy a cambiar, no se sabe, sin embargo, ese cambio es tan seguro como el amén en la iglesia. Pero va.. ok, no nos demos por vencidos, de pronto podemos irnos otro par de días para Serralunga d’Alba o bailar en los viñedos de la Morra, o ponerles la mochila a nuestros peques y recorrer otra tierra desconocida, o más bien esperar a que nos atrape otra ola de tsunami en Indonesia.

Solo espero que ustedes, mi familia, al menos los grandes, Pier y tu Lucía me ayuden a superar este segundo postparto sin sentimientos de culpa.

 

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